Desde su llegada a México en mayo de 2008, tres meses antes de la crisis que cambió el destino de la industria del autotransporte, el director general de Navistar de México, Carlos Currlin vislumbró la necesidad de tomar acciones concretas y rápidas con base en la experiencia vivida años atrás en los Estados Unidos.
Al cierre de 2010 el balance de la estrategia es totalmente favorable, con un incremento en los niveles de producción de 50% y 30% en las ventas de la empresa, con “productos innovadores que traducen la innovación en un mayor rendimiento y un menor consumo de combustible”, en las operaciones de transporte tanto de carga como de pasaje, señala Carlos Currlin.
En tiempos de cambio “el equipo reaccionó rápidamente con una proyección real de la caída del mercado y así demostrar la fuerza de las inversiones de la marca. Si bien en los últimos años el mercado interno se contrajo, la empresa decidió aumentar la producción en la planta de Escobedo, Nuevo León, lo que le permitió absorber costos”.
Asimismo, “durante los dos últimos años se fortalecieron las relaciones estratégicas y comerciales con la red de distribuidores, proveedores y las fuentes de financiamiento para cumplir con el compromiso de servicio con los transportistas en el país”.
Sin duda, el trabajo en equipo ha sido fundamental. Cuando empezó la crisis las condiciones del mercado cambiaron, pero también lo cambió la misión de la empresa que desde el inicio visualizó una caída drástica y en solo seis meses tenía el nivel de inventario suficiente para abastecer la demanda algo que resultó clave.
Para 2011 el reto es continuar con el crecimiento, tal como lo prevé la planeación estratégica “en los años difíciles”, con la ampliación de la línea de productos; como el ProStar, TranSTar y los motores Maxxforce y en pasaje con el Midibús.