En los últimos años, el nearshoring ha ocupado cada vez más espacios en los medios de comunicación y en las conversaciones entre empresarios y políticos mexicanos. Pero hay varios desafíos que México deberá superar si quiere aprovechar esta oportunidad sin precedentes. Uno de ellos, que concierne al sector del transporte, es el de la digitalización.
Pero vamos por partes. El fenómeno por el que las empresas estadounidenses desplazan sus capacidades de producción a países más cercanos —en oposición al offshoring, en el que trasladan sus operaciones a países lejanos— encuentra a México ante una posibilidad histórica gracias a varios factores.
El primero de ellos es la pandemia, por los problemas que causó en la cadena de suministros durante buena parte de 2020 y que ha aumentado la presión sobre el transporte de carretera, mientras que el segundo son los cortocircuitos en las relaciones de Estados Unidos con China. El cierre de las vías de comunicación del gigante asiático obligó a los fabricantes a revisar sus estrategias de proveeduría y mirar hacia países cercanos.
Pero además de las condiciones globales que favorecen el nearshoring, también están las locales, como el acuerdo T-MEC, que facilita el comercio de México, Estados Unidos y Canadá; el hecho de compartir una larga frontera; los bajos costos laborales en México; las rápidas y seguras cadenas de suministros y el buen desempeño de la industria automotriz mexicana.
Así, de acuerdo con los representantes de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación mexicana, se habla de que el nearshoring podría generar en los próximos años entre 30.000 y 50.000 millones de dólares de inversión en la región fronteriza.
“Se trata de una oportunidad única para México, y en particular para el sector del transporte que es uno de los sectores más golpeados de nuestra economía”, dijo sobre el tema Jaime Tabachnik, CEO de Solvento, en relación con una serie de problemáticas, como las complicaciones en el proceso de cobranza, la falta de acceso al financiamiento y otros retos operativos. “Pese a todo, siguen siendo la base de nuestra economía”, añadió.
Tabachnik opinó que entre los desafíos principales que enfrentará el sector ante el nearshoring, además de estar en condiciones de ofrecer una mano de obra profesional y de una capacidad de transporte amplia y sencilla, se deberá superar el problema de la digitalización de las operaciones.
“Si logramos destacar en estos momentos clave, se marcará un precedente en la confianza que se genere entre empresas y, así, ambos países se beneficiarán. La clave, como en tantas otras cosas, es cómo hacer uso de las herramientas que nos da la tecnología” opinó.
En efecto, es crucial que México logre consolidar la infraestructura digital, clave para el éxito de las operaciones de nearshoring. El país deberá mejorar y poner a prueba los sistemas de rastreo, monitoreo y facturación, necesarios para hacer negocios con EE.UU., un país en el que dichas operaciones llevan digitalizadas un largo tiempo.
“Hoy muchas otras empresas del sector estamos trabajando de forma permanente en el desarrollo de tecnología y productos financieros para el autotransporte, que sirven para aprovechar la oportunidad histórica que se presenta con el nearshoring”, finalizó el CEO de Solvento.
El momento es ahora. Es necesario empezar a trabajar ya en estos desafíos, que son actuales, pero que podrían agudizarse en el futuro. De ello podría depender el futuro del país y de lo que ocurra en sus carreteras.