“Los nuevos lubricantes se formulan no sólo pensando en incrementar el rendimiento de los equipos y su durabilidad, sino se diseñan también pensando en que los componentes químicos que intervienen en su formulación, impacten lo menos posible al medio ambiente, pero sin dejar de ser efectivos en la protección de los mismos equipos”, considera el coordinador de asistencia técnica de Raloy Lubricantes, Ignacio Ortiz Salcido.
Explicó además que las empresas transportistas deben asignar tanto un área, como depósitos adecuados para confinar los aceites y grasas lubricantes de desecho, así como trapos sucios. “Es importante que la disposición del aceite y la grasa usados se efectúe con empresas de recolección certificadas que le proporcionen un manifiesto de recolección”.
Mencionó además que cuando se selecciona adecuadamente un lubricante para una aplicación específica y este posee la calidad suficiente y sobrada, tanto en los básicos empleados, como con los aditivos que se le agregan, protegerá a conciencia a los equipos y por mucho más tiempo que un aceite mal seleccionado y con baja calidad, lo cual también influye para alcanzar períodos de mantenimiento más prolongados.
“Desde el punto de vista ecológico se necesita saber si el aceite realmente se necesita cambiar, ya que mientras más se logre prolongar su vida útil sin perjuicio de los equipos, estaremos contaminando menos. Por otro lado, al realizar el cambio del aceite debemos cerciorarnos de que el aceite usado se drene lo más posible. Es muy importante que se efectúe en cada cambio de aceite el cambio de los filtros de aire, aceite y combustible” detalló Ortiz Salcido.
Con el uso, los aceites van acumulando contaminantes como polvo, agua, hollín y ácidos muy agresivos que dañan constantemente a los componentes de los motores, al hacer el cambio en períodos no muy largos el daño es mínimo, pero cuando se realiza de manera muy prolongada, el daño se incrementa y repercute en la vida útil del motor.
