En el marco del evento Latam Mobility Virtual Summit 2021, Miguel Peña, Director de Marketing y de Productos y Servicios de Element Fleet México, destacó que la oferta comercial de vehículos eléctricos que existe en cada uno de los países de Latinoamérica tiene que incrementarse, aunque mencionó que hay un esfuerzo importante por parte de los fabricantes (OEM) para ampliar sus portafolios, lo cual fomentará una mayor adopción de unidades eléctricas en los mercados de la región.
Explicó que en Latinoamérica hay retos específicos en cuanto al tema de la adopción de movilidad eléctrica. En primer lugar se debe hacer un análisis exhaustivo de la estructura de costos en la parte operativa, para detectar todos los ahorros posibles y sea rentable operar como una empresa de tecnologías limpias.
Otro aspecto importante por atender está relacionado con la infraestructura. Tan solo en el caso de México existen 900 cargadores disponibles para las unidades eléctricas, por lo que es importante propiciar su crecimiento y fortalecerla, no sólo entre empresas y gobiernos de cada país, sino a escala regional.
También se debe considerar todo lo relacionado con aspectos regulatorios, para lo cual es necesario ampliar las normas y lograr que se otorguen más incentivos gubernamentales, con el fin de lograr una mayor adopción de este tipo de flotas.
Adicionalmente, habrá que cambiar la percepción de los consumidores con respecto a la autonomía y eficiencia de los vehículos eléctricos. Para ello se requiere analizar el comportamiento y consumo de los mismos. Esto se logra mediante la implementación de estrategias operacionales que permitan optimizar la flota, sin olvidar los aspectos operativos, que incluyen revisar los calendarios de mantenimiento y hacer los cambios necesarios para que el impacto en la ejecución cotidiana sea menor.
El directivo también mencionó que hay cuatro cosas que tienen efectos sobre las compañías. La primera tiene que ver con el impacto en la operación, al continuar utilizando vehículos de combustión interna, pero también con las regulaciones de tránsito y la eficiencia de gasolina.
Luego están los beneficios como el decremento de costos relacionado con un menor consumo de combustible, la reducción de la huella de carbono y otros indicadores clave de productividad ligados con la seguridad, tiempo de carga de la batería y mejor integración, producto de las mejoras tecnológicas.
El último tiene que ver con incentivos fiscales y regulaciones que ayuden a promover la movilidad eléctrica. Peña enfatizó que la estrategia que se debe seguir para implementar una flota verde es comprender las metas y objetivos que cada empresa busca lograr, además de evaluar el uso y necesidades de los vehículos y los incentivos disponibles, sin olvidarse de valorar y definir la infraestructura, implementación, el control y, por último, las estrategias de mercadotecnia, comunicación y relaciones públicas.
Transformación del negocio
Los ahorros en mantenimiento y revisiones, además de un menor costo de combustible y generación de emisiones contaminantes, así como la seguridad e innovaciones tecnológicas son algunas de las ventajas de moverse hacia un esquema de movilidad eléctrica para las empresas.
En este sentido, Peña dijo que es necesario que las empresas sean responsables socialmente, además de generar utilidades, pero con equilibrio, un proceso que se puede simplificar con la ayuda de un administrador de flotas calificado.