Legisladores de la Tercera Comisión de la Permanente del Senado de la República recomendaron a la Secretaría de Hacienda revisar la política de precios de los combustibles, a fin de que ésta sea acorde a las necesidades del país, a los objetivos de crecimiento y competitividad, y para que en todo momento se dé prioridad al bienestar de las familias.
En la propuesta aprobada, reconocieron que “el aumento gradual de los combustibles fósiles afecta invariablemente el poder adquisitivo de las familias y los costos de producción de las empresas mexicanas”.
Precisaron que entre 2000 y 2011 la capacidad de los principales procesos de refinación de Petróleos Mexicanos creció en promedio 0.7% anual, aún cuando la paraestatal emprendió un programa de reconfiguración de refinerías para incrementar la capacidad de producción de gasolina y diesel.
Señalaron que el aumento gradual de 11 centavos durante los primeros meses de 2013 a las gasolinas magna y premium, así como al diesel, responde a la política de ir disminuyendo el subsidio de los combustibles, en razón de que representa un gasto fiscal para las finanzas públicas, a consecuencia del diferencial de precios de referencia internacionales, las variaciones del tipo de cambio y los costos de transporte y almacenamiento.
Senadores y diputados dejaron en claro en el dictamen que en 2012 el precio promedio de venta al público de las gasolinas y el diesel fue menor al precio productor de PEMEX, lo que implicó un traslado indirecto de recursos hacia el consumidor final de 222,751 millones de pesos.
Para el mes de mayo, el subsidio ascendió a 58.2 miles de millones de pesos. En opinión de los legisladores este beneficio es regresivo, ya que el 20% de la población de mayores ingresos absorbe más del 57% del monto total, mientras que el 20% de la población de menores ingresos obtiene tan solo el 3.2% del total.