El escándalo de Volkswagen por el software destinado a manipular el nivel de emisiones en automóviles a diesel ha causado la dimisión del CEO de la armadora, Martin Winterkorn, e incalculables pérdidas económicas y en imagen para la armadora, pero también ha escalado a otros niveles en lo que ya es conocido como el “Dieselgate”.
Las autoridades de Estados Unidos ya han informado que ampliarán su investigación a otros fabricantes de vehículos. De acuerdo con información de la agencia Reuters, el escándalo “oscurece aún más las perspectivas de lo que alguna vez fue visto como el combustible del futuro”.
Algunos medios de información han informado que las distribuidoras en Estados Unidos comienzan a notar que los clientes detienen sus compras de vehículos diesel, en lo que se resuelve el asunto.
Analistas europeos consideran que también ha sido afectada la imagen de la calidad de la ingeniería alemana en general. La canciller alemana, Angela Merkel, exigió “transparencia total” y que estén “todos los hechos sobre la mesa lo antes posible” para aclarar el escándalo.
El asunto ha sacudido el establecimiento comercial y político de Alemania y los analistas advierten que la crisis en el fabricante de automóviles podría convertirse en la mayor amenaza para la economía más grande de Europa.
“Volkswagen es el mayor de los fabricantes de automóviles de Alemania y uno de los empleadores más grandes del país, con más de 270.000 puestos de trabajo en su país de origen, más el trabajo para los proveedores”.
En tanto, la agencia de medición de riesgo Fitch colocó a VW en la lista de observación negativa e informó que la decisión refleja “el daño para la reputación en las marcas del grupo” tras reconocer la manipulación de las pruebas de emisiones en EU y el impacto financiero de miles de millones.