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Crónica de una inauguración fallida

Silao, Gto. Así no. La mayoría de los convocados acudió puntual a la cita, aunque no faltó el que llegó tarde…, ya sea por las marchas en la Ciudad de México, el intenso tráfico, por costumbre o porque así es él. La invitación personal e intransferible decía: “Este será sin duda un evento histórico en la industria automotriz”, y así lo fue, aunque no para bien.

Es cierto que tuvimos un moderno autobús para transportarnos más que cómodos desde el Auditorio Nacional en la Ciudad de México, al hotel Holiday Inn en Silao. También lo es que sabíamos que compartiríamos habitación con alguna de nuestras compañeras en el caso de las mujeres y compañeros en el caso de los hombres.

Dice el refrán popular que “El Sol sale para todos”, pero aquel día estaba más fuerte, dicen los que miden su intensidad que ese día superaba los 30 grados. Es en esas ocasiones cuando sientes que el calor no se reparte parejo, sobre todo si la sombra queda lejos y el agua es escasa. Pero hablemos del tema que nos ocupa.

También es cierto que la planta de Pirelli en Silao es la primera en México de la marca, que la inversión es cuantiosa, aunque unos dijeron que era de 210 millones de dólares, otros de 300 millones y que cambió significativamente el aspecto de la zona desde la colocación de la primera piedra.

Afuera de la planta reporteros de los medios especializados en la industria automotriz, revistas y páginas web, convivíamos con reporteros de los medios locales y reporteros gráficos en espera de los representantes del Estado Mayor Presidencial (EMP) “encargados de los stickers verdes”, especie de salvoconducto que nos permitiría el acceso al “evento histórico en la industria automotriz”.

Primero medios locales, dijo la voz grave de una chica de blusa blanca que traía en la mano derecha los tan esperados stickers.  ¿Y los medios especializados? De esos no sé nada, respondió la misma voz. Hagan una fila y “ahorita vemos” y allí empezó todo el caos.

¿Quién tenía la culpa? ¿Los organizadores? ¿El Estado Mayor? En dónde quedó la lista con los nombres de quienes habíamos sido previamente invitados y acreditados. Con incredulidad vimos pasar los arcos detectores a otros invitados, éstos especiales procedentes de otros países.

¡Por fin!, de algún lado llegó la orden: ¡repartan los stickers! Y nos tocó a nosotros. Pudimos cruzar los detectores, con un saldo negro. Solo íbamos armados con cámaras fotográficas, grabadoras y algunas tablets, aunque en las bolsas de las mujeres caben muchas, muchas cosas más.

Adentro, una vez más, el EMP se encargó de aislarnos con las mismas barras que utilizan para hacerlo con los inconformes y revoltosos que organizan diariamente marchas y más marchas en la Ciudad de México, y hasta se atreven a acercarse a la Secretaría de Gobernación donde usan para dispersarlos gases lacrimógenos.

Dentro del recinto oficial tuvimos un respiro, al menos del sol. Una vez terminados los discursos del Presidente y Ceo de Pirelli, Marco Tronchetti; el Secretario de Economía, Bruno Ferrari; el Gobernador del Estado de Guanajuato, Héctor López Santillana y el Presidente de México, Felipe Calderón, cuyas voces fueron bien registradas fielmente en las grabadoras y las imágenes plasmadas en las cámaras fotográficas, los asistentes aplaudimos lo suficiente para reconocer el esfuerzo realizado.

Mientras en el salón se servía la comida para directivos, funcionarios, invitados, “invitados especiales” (entre ellos los periodistas extranjeros y algunos otros que alcanzaron a colarse, burlando el cerco impuesto por el EMP), fuimos exhortados a pasar al comedor de los empleados de la fabricante italiana porque ¿qué creen? Ya no había lugares disponibles para “los periodistas, que sí necesitaban el sticker verde”.

Mientras algunos recorrimos el largo corredor que separaba un comedor de otro, donde se servían diferentes platillos, el grupo de reporteros desplazados se dividió, una parte se dirigió a la puerta de salida, él otro alcanzó a entrar al comedor de los empleados.

Pasaron algunos minutos para que todos los integrantes del grupo se reunieran en la puerta de salida. El evento oficial había terminado y la decisión era unánime: Abandonar la planta ante el maltrato recibido.

Pero no todo paro ahí. Hasta acudieron el gerente general de Comunicación e Imagen Integral, Salvador Chávez Lagos; el Vicepresidente de Comunicación y Relaciones Públicas de Pirelli, Rafael Navarro III a tratar de convencer a los reporteros locales y especializados para volver a la planta. Entre dimes, diretes, y promesas de tener un mejor trato, hasta nos enteramos de un compañero que durmió sin pijama. Sin embargo, el grupo se mantuvo unido y firme, regresaríamos al sitio de partida.

Algún día volveremos a la misma planta, a cubrir alguno de sus logros. Pero así no.

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