Uno a uno, los invitados fueron llegando la tarde del 16 de agosto. Los minutos se convirtieron en horas, pero cada uno de los participantes tuvo tiempo suficiente para exponer sus razones. Al final la decisión estaba tomada, el quinto Presidente Ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT) sería Miguel Heberto Elizalde Lizárraga.
La tarde noche del jueves 16 de agosto de 2012 el Comité de Administración de la Asociación lo presentó a la Junta de Directores de la ANPACT, estuvieron presentes directivos del más alto nivel de las armadoras en el país: DINA, Freightliner, Hino, Isuzu, Kenworth, MAN, Mercedes-Benz, International, Scania, Volkswagen, Volvo, así como los fabricantes de motores Cummins y Detroit Diesel.
Una vez asentado en el acta y firmados los poderes respectivos, no había posibilidad de dar marcha atrás. Después de César Flores, René Espinoza, Juan José Guerra y Carlos García Fernández, la responsabilidad recayó en el ex Director General del Autotransporte Federal de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT).
Atrás quedó el trabajo de los cazadores de talentos. De nada sirvieron los apoyos de políticos y funcionarios públicos. En el honroso segundo sitio se había quedado Gabriela Cuevas pese a contar con la recomendación de Manlio Fabio Beltrones. Hubiera sido una buena opción, pues el priísta será el próximo líder de su bancada en el Palacio Legislativo de San Lázaro a partir del 1 de septiembre, donde además gozan de mayoría y su partido encabezará el próximo sexenio. Cuevas hubiera tenido línea directa para sacar reformas. Finalmente era lo que se buscaba, un presidente ejecutivo con conectes en el sector político.
Pero después de la salida de Elizalde de la SCT, los rumores de su llegada a la ANPACT se hicieron más fuertes. Sin embargo, él trataba de minimizarlos, “quién dijo eso”, “no, no es cierto”, “de dónde sacan ustedes eso”, repetía cada vez que la prensa lo cuestionaba al respecto. Hasta se atrevió a apostar una comida con la prensa especializada sobre si renunciaría o no a la SCT, lo cierto es que a partir de septiembre ocupará el cargo con la aprobación de la Junta de Directores de la ANPACT. Los rumores no eran rumores, era la pura verdad.
En repetidas ocasiones, directivos de las diferentes armadoras en el país al momento de ser consultados sobre qué buscaban en la persona que ocuparía la presidencia de la ANPACT, respondían: “Que tenga relaciones con el Gobierno Federal y amplios conocimientos del sector”.
Elizalde cumple ambos requisitos: Viene del sector político y es ingeniero industrial egresado del TEC de Monterrey y estuvo ligado al sector autotransporte en los últimos años, el único “pero” que le ponían es que quizá es demasiado joven como para tener relaciones tan estrechas con políticos de larga trayectoria. Tiene 39 años.
Gabriela Cuevas sólo cumplía un requisito. También, en algún momento, se barajó la posibilidad de que fuera Manuel Rodríguez Arregui, ex subsecretario de Transporte y un impulsor de la NOM-012 emitida en 2008, pero su estilo “aguerrido” no convenció a algunos directores.
Quizás la vinculación de Elizalde con las asociaciones y cámaras de transportistas como la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), con la Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos (Conatram) influyó en la toma decisión. Eso no lo sabremos.
Ahora Elizalde tendrá que afrontar varios retos para el autotransporte, pero desde la ANPACT. En su oportunidad, siendo funcionario de SCT, reconoció que se ha cumplido con “el compromiso de modernización de 12 mil unidades”, pero aún es insuficiente y en los próximos años tendrá que “acelerar, acelerar, acelerar”, frase célebre del anterior presidente de ANPACT, solo que nunca pudo quitar el freno para chatarrizar más de 150 mil unidades.
Miguel Elizalde, nació en Hermosillo, Sonora, el 17 de febrero de 1973. Está casado con Raquel Cadena Ochoa. Realizó sus estudios profesionales en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, donde obtuvo el título de Ingeniero Industrial y de Sistemas en 1997. Posteriormente, en 2001 terminó estudios de posgrado en la Universidad de Syracuse en Nueva York, Estados Unidos, donde obtuvo el grado de Maestro en Administración Pública.