Este jueves concluyó la Semana de la Movilidad que organiza El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI Mexico, por sus siglas en inglés), con dos paneles en los que se abordaron la creación de una movilidad incluyente y con perspectiva de género y el impulso a una logística urbana cero emisiones.
Participaron la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), Mujeres en Movimiento, la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados para la Movilidad Urbana Sustentable (SIMUS), la Asociación Mexicana de Autoridades por la Movilidad (AMAM) y la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT).
El segundo panel “La crisis de COVID-19 como oportunidad para impulsar la logística urbana cero emisiones”, abordó los cambios que trajo la pandemia al ecosistema del transporte de carga y los desafíos y oportunidades que se abren al sector con la crisis.
El panel inició con una introducción al tema dada por Sergio Avelleda, director de Movilidad Urbana del WRI Ross Center y por Stephanie Hartmann, directora de Programa de Transporte Sustentable de GIZ y fue moderado por Aleithya Morales, asesora técnica PTS de GIZ México.
Luisa Sierra, asociada del Programa de Energía de ICM, recordó que los flujos de mercancía son fundamentales para tener ciudades competitivas, vibrantes y seguras, y observó que el transporte e bienes urbanos ha sido el más resiliente dentro del sector en el contexto de la crisis del COVID-19 gracias a las plataformas digitales.
“El COVID-19 modificó la concepción y la visibilidad de la logística urbana, acelerando la penetración de ciertas innovaciones tecnológicas tales como el comercio electrónico, la economía colaborativa, los sistemas de posicionamiento y la gestión de flotas”, dijo.
Sobre las lecciones y retos que nos deja la pandemia, Sierra afirmó que la logística urbana y la última milla son temas pendientes en las agendas políticas, y consideró que las nuevas tecnologías pueden jugar un rol clave por el potencial que tienen de desempeñar actividades sin contacto humano, pero que su uso debe estar regulado. “Por ejemplo, el tema de optimización es un tema clave pues puede reducir en un 9% los costos y reducir en más de un 50% las emisiones contaminantes”, aseguró.
Leonardo Gómez, director general de la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), explicó que con la pandemia se dio un cambio fundamental en las compras, pues el mercado electrónico creció en un 60% en tres meses, pero que el movimiento de esos bienes se está haciendo con vehículos que no son los apropiados, pues son altamente contaminantes.
“Dentro del propio ejercicio debemos tener claro que fueron productos esenciales los que se movieron, por lo que el transporte de carga se convirtió en una actividad esencial, y ésta debe atender cuestiones de seguridad vial, del cuidado del medio ambiente y de productividad”, destacó.
Respecto a las posibles líneas de solución, dijo que en lo concerniente a la transportación primaria, que es un tema mayorista, la clave ahí es maximizar la tonelada/kilómetro transportada, y renovar el parque vehicular.
“Pero si no hay un combustible apropiado de un diésel UBA, porque si a Pemex le dieron un amparo para distribuir UBA hasta 2025, entonces no se tendrá esa tecnología. Algunas empresas ya tienen vehículos eléctricos, y se trabaja para que más vehículos de última milla usen energía eléctrica”, enfatizó Leonardo Gómez respecto a la necesidad de tener combustibles más limpios.
En tanto, Daniela Muñoz, directora de Planeación y Programación de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (SEMOVI), coincidió en que históricamente se ha relegado al transporte de carga en las políticas de movilidad, y que el sector tiene externalidades importantes por falta de regulación y políticas públicas.
“Este es el momento justamente de apuntar a una colaboración para fortalecer el ecosistema de la logística. Es muy importante entender esto como un ecosistema en el que intervienen los generadores de carga, los que proveen el servicio, la parte regulatoria, la infraestructura y la innovación y la academia. Bajo este panorama hay un margen importante de acción en regulación y fortalecimiento de la infraestructura”, consideró.
Por su parte, Christoph Lienemann, consultor senior de Pem Motion, dijo que en México hay mucho espacio para emplear soluciones innovadoras para reducir las emisiones contaminantes y echar mano de las nuevas tecnologías. Mencionó el ejemplo de Bimbo, que a pesar de ser una empresa panificadora decidió fabricar sus propios vehículos eléctricos para distribuir sus productos.
“México tiene el ecosistema perfecto para innovar: tiene compañías fuertes, universidades increíbles, y las ciudades tienen la necesidad de innovar. Hay una gran oportunidad para traer a la mesa a todos estos actores y unir fuerzas”, dijo.
Durante su intervención, Angélica Bucio, directora de comunicación, asuntos públicos y relaciones institucionales de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), coincidió en la necesidad de cambiar hacia combustibles más limpios y contó que es un proyecto en que el gobierno y la industria han trabajado por más de 10 años, sin éxito.
“La implementación de nuevas tecnologías es indispensable para la eficiencia y la disminución de emisiones, de otra forma sólo estamos acudiendo a parches. Hay que enfocarnos en una solución de raíz, como impulsar la última milla cero emisiones, y alinear los incentivos a este fin. Hay que elegir una dirección, como elegir uno o dos combustibles, y seguir todos esa dirección”, propuso.
Andrés Alcalá, especialista en Movilidad y Transporte Urbano de CAF, contó la experiencia que han tenido trabajando con gobiernos, en los que encontró que en los sectores de movilidad hay un interés creciente en el tema de reducir emisiones, pero que no tienen una planificación clara por el foco que tienen en atender la movilidad de personas. Alcalá subrayó la importancia de la digitalización como facilitador de las tecnologías bajas en emisiones.
“La tecnología tiene diferentes dimensiones, pero uno de los principales habilitadores para propiciar todo el desarrollo tecnológico bajo en emisiones, como la movilidad eléctrica, es la digitalización, que nos va a permitir no sólo obtener datos para la planificación, sino para hacer eficientes los procesos de distribución de mercancías”, cerró.
La Semana de la movilidad estuvo enmarcada dentro de la iniciativa Revolución Sostenible: diálogos para la recuperación, la resiliencia y la equidad, la cual pretende generar una conversación multisectorial hacia una recuperación pospandémica que nos lleve a una sociedad más resiliente a desastres y enfermedades, más justa y equitativa y cuidadosa del medio ambiente.
Durante la semana se identificaron líneas de solución para la movilidad como sector clave para la recuperación económica y para un regreso a la nueva normalidad que sea seguro, a través de la incorporación de criterios de inclusión, sostenibilidad, accesibilidad, equidad y cobertura.
Revolución Sostenible es una iniciativa de WRI México y las organizaciones aliadas Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Embajada Británica en México, la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable en México (GIZ), la Iniciativa Climática de México (ICM), The Climate Reality Project América Latina, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).