Finalmente, luego de casi año y medio de negociaciones, se logró un acuerdo para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) el cual ha estado vigente desde 1994. Ahora será conocido como Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual representará diversos retos y oportunidades para la industria automotriz y de pesados, aunque también mantiene en desventaja las condiciones en que operan las empresas nacionales del sector autotransporte.
El miércoles 26 de abril de 2017, el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, asistió a una gira de trabajo en Londres, Inglaterra. Al terminar, estaba por tomar un avión a Hannover, Alemania, para ser coanfitrión de la feria industrial más importante del mundo y recibió una llamada telefónica urgente.
Era el Canciller de México, Luis Videgaray, para decirle: “es urgente que te comuniques con tu homólogo, Wilbur Ross, porque en estos momentos hay un documento en el escritorio del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para notificar su salida del Tratado de Libre Comercio -inmediata- a través del artículo 22-05 del tratado”.
Desde ese momento se movilizaron todos los aliados de México conjuntamente con el sector empresarial mexicano con el objetivo de evitar la cancelación del TLCAN y llegar a un acuerdo con los otros miembros. Finalmente, luego de tensas rondas de negociación, el 30 de septiembre de 2018 se logró el Acuerdo entre los tres países.
El primero de los objetivos fue fortalecer la competitividad de América del Norte, y uno de los elementos que esto contempla es cómo definir la integración productiva regional en la región y, de acuerdo con la Secretaría de Economía, se logró comprometer que de las 12 mil reglas de origen, que son las que dictan cómo hacer la integración productiva, se establecieran mecanismos que favorezcan a la industria nacional.
En su comparecencia ante el Senado de la República para detallar los alcances del USMCA, Guajardo explicó que de esas 12 mil reglas, con excepción de cinco que fueron producto de una negociación más intensa, todas ellas favorecieron a la industria mexicana de manufactura para seguir posicionando los procesos de formación de valor.
“Sin duda, la regla más compleja fue la automotriz, pero dentro de esta negociación visualizamos el interés de fortalecer la industria de autopartes nacional y seguir conformando, desde México y América del Norte, una de las regiones más poderosas en la producción automotriz en el mundo”, detalló el titular de Economía.
* El reportaje completo en nuestra edición de noviembre.