El ingreso de camiones desarmados procedentes de Estados Unidos es un tema que se encuentra fuera de control por parte de las autoridades federales, quienes no encuentran la fórmula para detener el contrabando de las piezas sueltas que ingresan en el país para ser rearmadas en diversos puntos de la República Mexicana.
La construcción de estos “Frankensteins” como los llamó el presidente del comité de camiones de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Mario Duque Tosen, no solamente representa un riesgo para la industria de camiones pesados, sino que también significa un peligro para la seguridad de las personas en las carreteras.
Explicó que se trata de camiones que cruzan las fronteras en piezas sueltas y luego se rearman para venderse, sin que el comprador tenga el conocimiento del cómo fue el procedimiento al que fue sometida la unidad que adquirió.
“Estamos hablando de todo tipo de piezas que vuelven a ensamblarse. Pero también se usan los camiones que son basura en la República Mexicana. Principalmente se aprovechan los chasises de estas unidades para armarlos y no existe ningún control de la situación”, explicó.
No hay cifras para revelar el impacto económico que genera a las armadoras esta práctica, pero de acuerdo con el directivo, es una actividad de la que existe más conocimiento de su existencia.
El riesgo, agregó, no se centra solamente en propiciar una competencia “dolosa” , ya que al ser piezas que han vencido dentro de su vida útil se convierten en un peligro para la seguridad de la población en general.
“No se puede corregir y tampoco se puede cuantificar un impacto económico por la dificultad que representa rastrear las piezas y determinar un volumen de entrada al país, pero se sabe que la afectación es en mayor escala en los camiones de las clases 6, 7 y 8”, explicó Duque Tosen, al reiterar la necesidad de que las autoridades tomen cartas en el asunto.