El Fideicomiso para el Desarrollo de la Región Sur Sureste (FIDESUR) presentó a representantes de los medios de comunicación y de los sectores privado, público y social, dos oportunidades regionales de gran potencial para el desarrollo de clusters de energías renovables, eólica y solar.
En primer término, se detalló información sobre la región del Istmo de Tehuantepec y su gran potencial para la generación de energía eólica (y complementariamente de energía solar), particularmente costa afuera (offshore wind) en la cuenca sur del Istmo. De esta forma el desarrollo de un hub energético y su potencial para impulsar la producción de hidrógeno verde (y otros derivados) así como de electricidad, a partir de energías renovables y el eslabonamiento regional correspondiente de su cadena de valor, a fin de producir las diferentes partes de los aerogeneradores, electrolizadores, y una planta de generación eléctrica que se alimente de energía limpia.
El otro hub energético con gran potencial para la producción de hidrógeno verde y otros derivados, se vislumbra a la Península de Yucatán desde la franja litoral que va desde Sisal hasta Cd. del Carmen. En esta región el propósito es poder aprovechar las condiciones favorables para la producción de energía eólica y solar, así como la baja profundidad de la plataforma continental, la infraestructura y experiencia acumuladas durante décadas en la operación de la industria petrolera costa afuera.
Cabe señalar, que la producción de energías renovables en esta región, combinado con proyectos de almacenamiento de energía y el fortalecimiento de la red eléctrica, podría gradualmente sustituir al gas natural como combustible de generación eléctrica para la Península de Yucatán. Este tipo de esfuerzos integrales constituyen una de las principales áreas de oportunidad para el cumplimiento de los compromisos de mitigación de emisiones de México en materia de cambio climático.
En cada una de estas dos zonas hay por lo menos un proyecto internacional relevante en desarrollo, que trabaja con actores nacionales y locales para lograr generar las condiciones que permitan la producción de hidrógeno y amoniaco verde de exportación. Lo anterior contempla el fortalecimiento y generación de sinergias que permitan atraer a otras empresas y de esta forma favorecer el escalamiento y atracción de nuevas empresas y de esta forma aumentar el valor agregado local, reducir costos y lograr niveles adecuados de rentabilidad, incluso sin demandar grandes subsidios gubernamentales, como ocurre en otras partes del mundo.
La gestión exitosa de proyectos de desarrollo de este tipo – que conformen clusters de impacto regional – requiere de nuevas formas de trabajo entre todos los actores interesados, a partir de asociaciones público-privadas-sociales que sean transparentes en su gestión. Para lograrlo, el papel de los gobiernos estatales será clave para asegurar la coordinación estrecha entre los actores participantes y la actuación de agencias promotoras que articulen los esfuerzos multi-actor en torno a “pactos territoriales” que conducirán a procesos que se sustenten bajo el principio de “prosperidad compartida” propuesto por la Dra. Sheinbaum. Bajo este principio, los proyectos de producción de hidrógeno verde y de generación de energías renovables deberán contribuir de manera significativa a producir empleos y mejorar el bienestar de las comunidades asentadas en la región. Sólo de esta manera se puede hablar de una transición energética realmente justa desde el punto de vista social.
Para alcanzar la escala necesaria en el menor tiempo posible, es indispensable que la producción de energías renovables se concentre en las regiones marinas, haciendo una administración semejante a la de las rondas petroleras de hace unos años. La etapa de electrólisis deberá procesar agua marina. De este modo, se evitará presionar cambios en el uso del suelo y del agua y afectaciones a los sensibles ecosistemas de la región.
La importante presencia de la industria petrolera en la región (tres de siete refinerías, la zona petroquímica más importante del país, la producción de hidrocarburos costa afuera en la Sonda de Campeche) es un elemento de soporte clave, en la medida en que PEMEX es el principal consumidor de hidrógeno gris en el país, y lo podría sustituir gradualmente por hidrógeno verde. De esta forma se contribuye también en la reducción de gases de efecto invernadero, necesaria para que nuestro país cumpla con sus compromisos ante el Acuerdo de Paris.
Las industrias de energías renovables (eólica, solar e hidrógeno verde) están en etapa de desarrollo tecnológico acelerado en el mundo. México está todavía a tiempo para insertarse en ese proceso, que incluyan mecanismos adecuados de vinculación academia-industria, no sólo para optimizar la transferencia de tecnología, sino también para la generación de tecnologías propias.
El impulso de estas nuevas industrias del sector energético conlleva oportunidades para el desarrollo de otras industrias proveedoras en la región (siderurgia, metalurgia, metalmecánica, electromecánica, automotriz, aeroespacial) que también podrían asentarse en otras zonas de la región para la producción de pilotes, torres y turbinas eólicas, aerogeneradores, cables para líneas de transmisión, generadores, subestaciones, catalizadores, tanques de almacenamiento; así como el desarrollo de servicios de soporte y la generación de una amplia gama de empleos calificados.
Otro elemento clave para el éxito de esta iniciativa está en el papel del gobierno en sus tres órdenes en cuanto al establecimiento y vigilancia de la normatividad correspondiente, y a su vez, en cuanto al desarrollo de mecanismos para el financiamiento de infraestructuras clave que vayan a ser requeridas en cada etapa del proceso; como, por ejemplo, la habilitación de infraestructura portuaria de soporte para el establecimiento, mantenimiento y operación de parques eólicos y solares marinos.
Se espera que las oportunidades identificadas en torno a estos clusters para la producción de hidrógeno verde y derivados, y las industrias asociadas a la proveeduría de estos polos de desarrollo regional, así como el enfoque y método de trabajo aquí esbozado, puedan ser incorporadas dentro de la cartera de iniciativas de inversión que está integrando el grupo de energía y de desarrollo regional del equipo de transición del próximo gobierno federal.
En este esfuerzo, FIDESUR ha unido esfuerzos con la organización de la sociedad civil Iniciativa Climática de México (ICM), ya que se trata de aumentar la participación de las energías limpias en la matriz energética del país, objetivo crítico para avanzar con paso firme en el combate al cambio climático.