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Manejo preventivo

La forma más común de manejo, la defensiva, es la acción del conductor para reaccionar a un riesgo real en el tránsito. Lo que muchos todavía no conocen es el concepto de manejo preventivo, que no está basado en la habilidad al volante, sino en la capacidad de anticipar posibles riesgos presentes en el tránsito. En ese caso, el conductor estará actuando de tal manera que anticipe posibles riesgos y no reaccionando ante riesgos reales, de acuerdo con CEPA Safe Drive México, empresa especializada en capacitación de manejo preventivo.

“Por ejemplo, al aproximarse a un crucero, el conductor preventivo anticipa el posible surgimiento de riesgos potenciales, colocando el pie sobre el pedal del freno – técnica conocida como ‘cubrir el freno’ -, aún teniendo la preferencia. De esa manera, estará acortando su tiempo de reacción y como resultado la distancia total del paro total de su vehículo”, explica el gerente regional de la firma, Jorge Jacobo.

El objetivo principal del manejo preventivo es evitar que ocurran incidentes de tránsito, o sea, cualquier evento de tránsito con potencial para causar daños físicos o materiales. El concepto “manejo preventivo” no es nuevo, sólo que el enfoque de la prevención de accidentes de tránsito fue redireccionado pasando de la habilidad al volante hacia la anticipación de riesgos potenciales. En el manejo preventivo, el conductor necesita actuar de manera más proactiva con relación a los peligros potenciales presentes en el ambiente de tránsito.

En el manejo defensivo, el conductor depende más de su habilidad al volante, de acuerdo con el gerente. En manejo preventivo, señala, trabaja más el comportamiento seguro del conductor, mientras que en el manejo defensivo trabaja más la habilidad. En otras palabras, el manejo preventivo es más proactivo, mientras que el manejo defensivo es más reactivo.

Algunas estrategias importantes en el manejo preventivo, de acuerdo con los especialistas de CEPA Safe Drive México, incluyen: conocer las funciones y condiciones de uso del vehículo;  estar consciente de su estado psicofísico y saber cómo este estado puede afectar su seguridad; realizar continuamente una inspección visual de las condiciones que guarda el tránsito alrededor de su vehículo; redoblar los cuidados y la atención al manejar; ajustar su velocidad a las condiciones del asfalto, del clima, de la carga y del tránsito; no dejarse distraer por acciones no relacionadas con el acto de manejar (hablar por celular, por ejemplo).

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