Durante febrero de 2021 se importaron un total de 1,055 vehículos pesados usados, que comparados con los 814 importados durante el febrero pasado, representan un incremento de 29.6%, informó la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT).
El alza fue particularmente significativa en las unidades de pasaje a diésel (autobuses), rubro que acumuló un total de 321 vehículos chatarra importados. Esta cifra, comparada con las 158 importadas en febrero de 2020, representa un incremento de 103.2%. La importación de vehículos usados de carga sumó un total de 714 unidades durante dicho mes, registrando un incremento de 12.3%.
En el primer bimestre del año, el número de vehículos pesados usados creció 16.9%, sumando 1,922 unidades, la cifra acumulada de enero a febrero más alta desde 2014.
Miguel Elizalde, presidente ejecutivo de la ANPACT, recordó que en febrero “las ventas al mayoreo y la producción de vehículos nuevos cayeron 8.2% y 19%, respectivamente, mientras que la importación de vehículos chatarra que son contaminantes e inseguros, incrementó casi 30%.
Elizalde dijo que “los datos muestran que el transportista y las empresas no tienen incentivos adecuados, ni la certidumbre para renovar la flota, por lo que están optando por importar unidades chatarra. Las importaciones de unidades chatarra destinadas al pasaje a diésel, por ejemplo, incrementaron 103.2% mientras la venta de unidades nuevas en este mismo rubro disminuyó 23.5% durante el mes pasado”.
Las causas de la entrada de más vehículos chatarra en plena pandemia son varias como:
- El tipo de cambio
- Precio del diésel
- Falta de incentivos competitivos por parte de la banca de desarrollo
- Incertidumbre por el abasto de Diésel UBA
“Las cifras son claras. Hoy, el transportista no cuenta con los incentivos para renovar la flota. En este sentido, armonizar la NOM-044 con la realidad energética del país abriría la oportunidad para acercarnos a la reactivación económica, generar empleos que tanta falta hacen y generar un mejor medio ambiente, factores que contribuirían al bienestar social”, añadió Elizalde.
Por esta razón, es indispensable evaluar y resolver la discrepancia que existe entre la NOM-044 de la Secretaría de Medio Ambiente y la disponibilidad real de combustible DUBA en todo el territorio nacional y, de esta forma, adecuar la vigencia de la norma.
“De lo contrario, al no hacer consistente la NOM-044 con la disponibilidad real de Diésel UBA, la población asumirá los costos ambientales, económicos y de seguridad que implica tener un número creciente de unidades chatarra contaminantes, que no abonan a la derrama económica ni a la creación de empleos, circulando por las carreteras, caminos y calles de nuestro país”, finalizó Elizalde.