Durante la edición virtual de Fleet Latam Conference 2020, Manuel Tamayo Rotzinger, CEO de Element Fleet Management México, precisó que México registra 50% del mercado de vehículos eléctricos en Latinoamérica. El país, junto con Brasil, Chile, Perú, Colombia, Argentina y Costa Rica, tienen una amplia oferta comercial de este tipo de unidades para los consumidores.
Durante su ponencia, llamada: EVolución de la administración de flotas, el directivo comentó que la adopción de estos modelos avanza en la región, aunque ha sido lenta, al acaparar 1% de las ventas globales en 2019, aun cuando el ahorro operativo generado por un vehículo de este tipo representa diversas ventajas con respecto a uno de combustión interna.
“Este es el futuro. Definitivamente necesitamos subir a bordo; necesitamos ver y hablar sobre todos los beneficios de la transformación de este negocio en tendencia, no solo en el país, sino también en nuestras compañías y pensar en un mundo eco-amigable”, puntualizó.
La implementación de flotas eléctricas trae consigo ventajas como la baja de costos asociada con el precio del combustible, reducción en la huella de carbono y más seguridad, pues hay una mejor integración debido a las mejoras tecnológicas.
Sin embargo, hay diversos retos que se deben superar en Latinoamérica, tales como: suficientes estaciones de carga cercanas, las cuales son críticas para la operación de la flota; cambios regulatorios, ya que se vuelven el conductor principal en el despliegue de los vehículos eléctricos; eficiencia y autonomía, pues al observar el comportamiento y consumo de las unidades se podrá implementar una estrategia para optimizar la eficiencia, y por último la operación, ya que al revisar los calendarios de mantenimiento se harán los ajustes necesarios para que el impacto sea menor.
En general, las ventas de vehículos híbridos y eléctricos han mostrado un crecimiento de 260% a escala global, en contraste con la caída de las ventas de unidades que emplean combustibles fósiles, entre 2016 y 2019, aunque se prevé que la paridad de precio entre un vehículo de combustión interna y uno eléctrico se alcance en 2025.
Tamayo puntualizó que los mercados europeos y el chino representan 70% de las ventas de autos eléctricos en 2019, debido a las regulaciones relativas a las emisiones de dióxido de carbono y el tránsito vehicular en grandes ciudades, así como el acceso a sistemas de crédito disponibles en estas regiones.
Agregó que la desaceleración económica no afectará la futura demanda, ya que en 2019 el número de unidades colocadas en el mercado repuntó 9% con respecto al año previo, principalmente debido a tres razones: contracción del mercado global durante el año pasado, una baja de subsidios en mercados clave y expectativas del consumidor en torno a mejoras tecnológicas y nuevos modelos.
Aun cuando no hay una proyección con respecto a las cifras para 2020, se prevé una desaceleración en el crecimiento del sector o incluso una caída pronunciada, si se compara con las ventas de unidades de combustión interna, aunque la tendencia se mantiene positiva y se visualiza como una tendencia que llegó para quedarse en el mercado.
Factores clave
El directivo comentó que entre los aspectos que inciden en el desarrollo y crecimiento del ecosistema de movilidad eléctrico destacan: 1) regulaciones, políticas e incentivos por región; 2) infraestructura para carga, en la cual el gobierno juega un rol fundamental para la inversión y desarrollo de la infraestructura eléctrica.
Esto, además de las tarifas de consumo eléctrico, por lo cual las sinergias entre las autoridades y los principales jugadores del sector en el mercado eléctrico deben ser la clave; 3) tecnología para baterías, ya que la baja en costos y el alza en la autonomía permitirá alcanzar la paridad de precios en algunos segmentos de mercado, y 4) demanda del consumidor; la oferta comercial está creciendo constantemente en cuanto a nuevos modelos, segmentos y marcas.
En opinión de Tamayo, la pandemia es una oportunidad para hacer un alto y pensar en estrategias a futuro, con un enfoque socialmente más responsable y cómo las acciones de hoy afectarán en el mañana, por lo que en términos generales se trata de un beneficio a futuro, en especial porque gracias a la tecnología se pueden tomar mejores decisiones para que la operación de las flotas sea mucho más eficiente.