Conducir bajo la lluvia requiere de una gran atención, pues si se distrae, pierde visibilidad o si no tiene el vehículo en óptimas condiciones la probabilidad de tener un percance es mayor y éste puede ir desde lastimar o ponchar una llanta al caer en un bache no visible, situación que se resuelve comprando o reparando los neumáticos, hasta tener un percance de mayor magnitud.
Contrario a lo que la mayoría piensa, las llantas del vehículo son una parte fundamental que debe de revisar de manera constante pues éstas son el único punto de contacto entre el automóvil y el piso además de que otorgan adherencia en el empuje, en el frenado y deslizamiento lateral, la dirección del recorrido del vehículo y amortiguan el paso por el pavimento el cual usualmente está en malas condiciones.
Para evitar dichas situaciones, Goodyear comparte algunos consejos útiles y relevantes que le ayudarán a manejar con mayor seguridad y en condiciones húmedas y lluviosas:
- Revise que la llanta tenga la suficiente profundidad del diseño de banda de rodamiento para desplazar el agua acumulada entre la superficie de la carretera y la llanta. Si las llantas actuales están desgastadas en algún punto cerca de las barras de desgaste (3/32 o 4/32 de una pulgada), es hora de pensar en cambiarlas.
- Cuando la presión de las llantas es demasiado baja o muy alta, puede ocasionar una disminución de la tracción, desgaste prematuro de la banda de rodamiento o fallas en las llantas. Ante esto, debe revisar la presión de los neumáticos periódicamente (por lo menos una vez al mes), para asegurarse de que estén infladas correctamente.
- La visibilidad externa es determinante para conducir con seguridad. También debe revisar los limpiaparabrisas para determinar si tienen signos de envejecimiento y desgaste. Si dejan marcas en el parabrisas, es hora de cambiarlos.
- Encienda todas las luces del vehículo para asegurarse de que estén funcionando bien. En climas húmedos, utilice el sistema completo de faros delanteros y no sólo las luces de circulación diurna. Cuando se usan únicamente las luces de circulación diurna, las luces traseras no se activan y, en suelos mojados, el rocío de la carretera que salpica puede ocultar su vehículo, aumentando las probabilidades de un choque atrás. Además, el sistema completo de faros delanteros lo hará más visible al tráfico que se aproxima en los caminos mojados.