Es preocupante que en México el costo del diesel y la gasolina se mantienen en los mismos niveles a pesar de la tendencia mundial a la baja en los precios del petróleo, expresó el presidente de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), Jesús Padilla Zenteno, quien cuestionó la decisión de la secretaría de Hacienda de persistir en el control de los precios de los combustibles a pesar de la apertura a la libre importación.
El representante del sector transporte lamentó que aun cuando el próximo primero de abril se abrirá el mercado a la libre importación de gasolinas, la Secretaría de Hacienda anticipe que no habrá reducción en el precio de los combustibles cuando una de las justificaciones para impulsar la reforma energética fue precisamente la ventaja de la competencia en dicho mercado.
El empresario consideró que el impedir la baja en el precio de los combustibles, sólo beneficiará a las empresas importadoras que podrán adquirir producto más barato en el extranjero e introducirlo a México al mismo precio del mercado mexicano.
“Nos encontramos entonces ante un acuerdo que sólo beneficiará a las grandes empresas importadoras, cuyo margen de ganancia se elevará automáticamente sin generar ningún beneficio para el consumidor final”, señaló Padilla Zenteno tras precisar que el consumidor seguirá pagando gasolinas y diesel como hoy lo hace gracias a los mínimos y máximos fijados por la Secretaría de Hacienda que impiden la venta por debajo de los 13.16 pesos por litro de combustible.
En este sentido, el empresario recordó que en Estados Unidos el precio de los combustibles es 30 o 40% más barato que en México y el litro de gasolina en ese país puede llegar hasta a 11.44 pesos, elevando el margen de ganancia para las grandes empresas importadoras sin ningún beneficio real para el mercado local.
Si bien, estimó, la apertura del mercado de combustibles favorecerá la aparición de nuevas empresas en el sector energético, Padilla Zenteno lamentó que los beneficios de reducir los costos de los combustibles no llegarán a otros sectores industriales, cuyos inversiones y ganancias se ven directamente afectadas por el aumento en el precio de las gasolinas.